Pedro Lascuráin «El Presidente de los 45 minutos»

Por: Noé Meneses Valencia.

Casi corriendo trata de llegar al final del camino, avanza agitado y no se detiene; voltea a todas direcciones y aun no logra identificar qué camino tomar, una luz lo ciega y logra turbarlo más, vacilante quiere avanzar y toma el camino obscuro, tiembla, está asustado y suda. De pronto rueda un ojo de vidrio frente a sus pies que hace caer una hoja de papel que trae en sus manos. Algunos zopilotes emiten silbidos y se comunican. Escucha a lo lejos el sonido vibrante de un reloj que se resiste a continuar y abruptamente despierta.

Los primeros rayos del sol dan claridad al 19 de febrero de 1913. Pedro abre los ojos rodeado de un funesto presentimiento, el cansancio lo había vencido por unos minutos, se echa agua en la cara, se ve al espejo y quiere huir. La vorágine de acontecimientos que se desencadenarán en las próximas horas, son cruciales para el país.

Los trágicos días se cuentan uno a uno, hasta sumar diez. El general Aureliano Blanquet se agazapa entre la lealtad y la traición y arresta un día antes, en los fríos muros de Palacio Nacional al presidente Francisco I Madero, al vicepresidente Pino Suarez y algunos miembros del gabinete que en esos momentos los acompañaban, pero solo ellos estarían retenidos en la intendencia.

En la mente de Pedro Lascuráin los demonios están presentes, pesa en su ánimo la presión de Victoriano Huerta, y piensa…” Si puedo conservar la vida, puedo conservar también la del Presidente, Vicepresidente, y familiares” piensa en la vida y luego en el orden constitucional. Gustavo Madero fue asesinado hace un par de horas, y el ministro de Relaciones Exteriores lo sabe; entonces tiembla está asustado y suda. Lo instrumenta la reacción para dar legitimidad al golpe de estado y la encrucijada se convierte de un callejón sin salida.

Le acaban de pedir que hable con el Presidente Madero para que presente su dimisión, a cambio Huerta le promete firmar una carta que garantiza las vidas de los prisioneros, de sus familias y su salida del país.

Ese día las manecillas del reloj parecían esperar lo peor; y el debate en su interior se apodera de él, sino era parte de la conjura, está siendo un medio para que los militares golpistas logren la renuncia del Presidente, en sus pensamientos van y vienen momentos, hubo una revolución que derroco una dictadura, el presidente Madero gano la elección que le dio la encomienda de dirigir al país, los ataques feroces de la prensa conservadora para restar legitimidad Madero, su entrada luego del golpe militar a palacio por la calle Plateros con cadetes del Colegio Militar y el pueblo que lo seguía a su paso.

Parece que el día también cede y baja los brazos, solo contará de 24 horas: 45 minutos.

En ausencia del Presidente ocuparía el poder ejecutivo, interinamente, el secretario del despacho de Relaciones Exteriores y en caso de la incapacidad de éste, uno de los demás secretarios, se puede leer del artículo 81 de la constitución.

El tiempo es un aliado que pretende dar luz, Pedro Lascuráin, se encuentra ya viendo los distintos caminos que va a tomar; el reloj se resiste a avanzar, incluso el sol parece permanecer a plomo un rato más.

«Ciudadanos secretarios de la honorable Cámara de Diputados:

En vista de los acontecimientos que se han desarrollado de ayer acá en la nación y para mayor tranquilidad de ella, hacemos formal renuncia de nuestros cargos de Presidente y vicepresidente, respectivamente, para los que fuimos elegidos. Protestamos lo necesario.

México, 19 de febrero de 1913.

Francisco I. Madero, José María Pino Suárez, ( firmas de ambos )

Dice la carta que aun lleva entre sus manos, el todavía Secretario de Relaciones Exteriores dirigiéndose entre vacilaciones, incertidumbre, autoengaño, y zozobra a la Cámara de Diputados, a su mente vuelve Gustavo Madero y la brutal forma en que fue asesinado y la carta se le cae de las manos. Entonces respira, cierra los ojos. En unos momentos será nombrado por la Camarada de Diputados Presidente interino.

Como última resistencia se aduce que las firmas fueron sacadas bajo amenaza, pero al fin el congreso da validez a las renuncias. La transpiración de Pedro Lascuráin lo lleva al límite, su mira esta en el vacío, levanta su brazo derecho y jura el cargo de Presidente frente aun congreso cómplice.

Comienzan los 45 minutos en que habrá de durar ese día, y el periodo presidencial más corta de la historia. 17:15 horas el tiempo es suficiente para designar como secretario de Gobernación a Victoriano Huerta y luego renunciar a su cargo para dar lugar a que el propio general Huerta asuma la Presidencia de la República.

Ese es el plan, las presiones lo abruman sus manos están sudorosas, el miedo reflejado en su mirada, de nuevo tiembla, desea que todo termine pronto, le explican lo que tiene que hacer, no hay un mínimo respeto a su investidura y siente el oprobio, su boca esta seca, se marea y jala aire. El Presidente Pedro Lascurain es preso de sus miedos, de su incapacidad y falta de oficio político.

Lo trasladan a otro edificio que esta rodeado por tropas golpistas, siente algunas miradas y le dan nauseas, los minutos avanzan, van 2 cuartos de hora. La inercia del acontecer lo lleva a nombrar a Victoriano Huerta como Secretario de Gobernación es el primer y único acto que hará como presidente.

Alguien al que no puede distinguir, rompe con el vértigo que siente, y pone al frente una hoja. La falta de agua y la agitada respiración que lo invaden, apenas le permiten comprenden lo que sigue. De nuevo una hoja en sus manos, con pavor la mira y con la misma mano derecha( con que hace 30 minutos juro la protesta como presidente) toma una pluma y sin pensarlo firma preso de si mismo y de los militares golpistas, ha cumplido todas sus demandas. Ahora van de nuevo al Congreso que seguía reunido, y recibe la renuncia del presidente Pedro Lascuraín son las 17:55 horas, la tarde avanza y el tiempo cede.

El Secretario de Gobernación Victoriano Huerta esta presente ansioso de que lo nombren presidente, alguien toma la protesta y levanta su mano derecha, son las 18:00 horas el día esta por terminar, el golpe de estado se consuma y Pedro Lascuráin siente un vergonzoso alivio, el sudor de su frente es frío, baja la mira y los brazos, para el los minutos seguirían contando para él, en una vida ordinaria y llena de confort.

Dos días después serán asesinados Francisco I Madero y Pino Suárez.