Por: Noé Meneses Valencia. Casi corriendo trata de llegar al final del camino, avanza agitado y no se detiene; voltea a todas direcciones y aun no logra identificar qué camino tomar, una luz lo ciega y logra turbarlo más, vacilante quiere avanzar y toma el camino obscuro, tiembla, está asustado y suda. De pronto rueda un ojo de vidrio frente...